Si estás aquí es porque tienes un negocio.
O porque quieres tenerlo.
Para ambos casos, te puedo ayudar.
No mando un email al día, mando dos a la semana. Y cada uno, te será útil.
Te voy a contar por qué sé que te puedo ayudar
Año 2020. Una tarde cualquiera. Llevaba días sin dormir.
Y cuando por fin caía, me despertaba a la medianoche, con los puños cerrados.
Me levantaba, arrastrando los pies hasta el baño.
Y ahí estaba yo, frente al espejo, dándome cuenta de que no solo apretaba los puños, sino también la mandíbula.
“Vas a ser padre, gilipollas”, eso le decía a mi reflejo.
“Vas a ser padre y no tienes nada. No eres nadie.
Solo un imbécil.”
Esa conversación con el tipo del espejo se había vuelto rutina. Y dolía.
Dolía porque era verdad.
Siempre me vi como un tío que iba a triunfar.
Como alguien que estaba destinado a hacer cosas grandes.
Pero el tiempo había pasado y yo seguía en el mismo sitio.
Solo unos pocos recuerdos de “lo que pude llegar a ser”
Pero mi hija no tenía la culpa de que yo fuera un fracasado.
“¿Qué clase de padre voy a ser?” Nunca nadie sabrá cuantas veces me repetí esa pregunta.
Mirar al futuro me acojonaba. No por lo que me esperaba a mí, sino por lo que le esperaba a mi futura hija.
Quería ser su héroe, su ídolo.
Su ejemplo a seguir.
Pero era imposible.
Apenas podía encargarme de mí mismo.
“Vas a ser padre, gilipollas. Así que más te vale empezar a actuar como tal”
Y entonces empecé a hacer lo que siempre hice.
Desde pequeño, me acostumbré a sobrevivir.
A hacer lo imposible por ser alguien.
Es lo que te toca hacer cuando eres el hermano que no estudia, la oveja negra, el que miente en las notas.
Empecé a solucionar problemas
Algo que para mí era básico, porque tenía mi propio sistema, para el resto suponía un verdadero reto.
Por eso me convertí en jefe de cocina del primer restaurante que pisé y en el que tuve que mentir en el currículum para que pensaran que sabía lo que era una salsa holandesa.
Porque supe solucionar mis problemas, y los del resto.
Hoy, soy Solucionador de Problemas.
Y por eso hoy, mi hija me admira.
Por eso hoy, puedo ser su ídolo, su referente.
Porque soluciono problemas con un método Simple.
Los míos, los de mi otra empresa, los de la empresa del tío al que le hice multiplicar por diez sus beneficios, y puede que los tuyos…
Y si no me crees, te lo demuestro.
Si te inscribes a mi newsletter, te llegará un audio de 18 minutos y 46 segundos.
En ese audio, probablemente si eres una persona inteligente, solucione algunos de tus problemas.
Porque hablo de cosas que seguro que haces y te argumento por qué están mal.
Porque puede que vendas algo increíble, algo que tus clientes necesitan.
Pero no saben que lo necesitan y tú no se lo sabes hacer ver.
Porque te digo claramente una forma de hacerlo (en el minuto 2:54)
Porque te hablo de un error que a partir de ahora no vas a poder dejar de ver, porque lo hace hasta el panadero. (minuto 4:51)
Y porque te doy un ejemplo para cambiarlo que te puede hacer ganar tanto dinero que te preguntarás por qué no me lo guardo para mí y para mis clientes. (6:34)
Porque te hablo hasta cómo vendía el puto Thomas Edison.
Pero sobre todo, si sé que puedo solucionar tus problemas, es porque con el tercer error que te hablo en el audio (a partir del minuto 10:16) vas, literalmente, a ganar más dinero.
Y te explico cómo hacerlo y por qué serás más feliz (13:40)
Te cuento muchas cosas más y te pongo ejemplos de cuando era un chaval con tres trabajos.
Pero esto, lo descubrirás al unirte a mi newsletter.
Nos vemos ahí.
Sé feliz.